Cuántos novios querrían el espléndido sol de abril, calentando lo justo para que sea agradable. En esta boda en el Castell de Sant Marçal, se preparó la ceremonia delante del lago, el aperitivo en frente del castillo, y la comida en el salón acristalado. La decoración de Phlox fue rústica y elegante a la vez dando a la fiesta un toque de lujo desde el principio hasta el final. Tuvieron mucho éxito los angelitos del buffet, que parecían formar parte de la decoración del jardín y los dos zancudos vestidos de blanco que amenizaron el evento.
Una vez más Barcelona fue escogida como destino para una celebración. Ninguno de los dos novios eran españoles ni viven aquí. Todo un logro para nuestra ciudad.
Esther Conde