Las haimas, inicialmente de pelo de cabra o de camello, más grandes o más pequeñas se diseñaron para acoger a un grupo de gente. Actualmente buscamos un toque de diferenciación en las bodas. En un jardín como este, delante de un castillo, la haima añadió un punto de informalidad y festividad.
Los atillos de avena repartidos por el césped, armonizaron la decoración a base de balas de paja, palés y centros rústicos.
En el siguiente post tenéis los detalles de esta boda. Disfrutad!
Haima: Compamex, Ignasi Font.
Esther Conde