A nadie le deja indiferente un ramo de flores coral o un vestido de gala de este color. Así es cómo Tavola vistió esta boda en El Castell de Sant Marçal. Candelabros y caminos de mesa de una mezcla de tonos rosas resaltaban con el blanco del mantel.
El montaje fue muy kitsch con platos como los de la abuela y cubertería dorada. Todo ello bajo los árboles iluminado con luces de feria, velas y con una cortina de luces que enmarcaba la presidencia.
Así nos gusta servir las bodas, con encanto y personalidad. Y si de fondo tenemos un castillo, éxito asegurado.
Esther Conde
Catering de Barcelona
El éxito se encuentra en la perfección de los pequeños detalles